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Nuestra traducciones juradas son aceptados por instituciones como el Ministerio del Interior, el Ministerio de Asuntos Exteriores, oficinas de registro, OFII, universidades, bancos, autoridades locales y tribunales.
Un agente personal para sus necesidades de traducción profesional: documentos, software, sitios web o pliegos de condiciones, nos encargamos de todas sus necesidades en más de 150 idiomas.
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Hay dos factores que pueden ayudarle a determinar el precio de una traducción jurada la naturaleza del documento (número de palabras, etc.) y la lengua de destino. El precio de una traducción jurada varía en función de la naturaleza del documento y de las lenguas de que se trate. Algunas lenguas son más raras y, por tanto, cuestan más que otras. En general, las traducciones juradas de documentos corrientes como el permiso de conducir o de escrituras como el certificado de matrimonio, etc. cuestan entre 30 y 60 euros por página. Por último, este precio también depende del traductor jurado; cada traductor establece su propio precio, por lo que no existe un precio fijo. Sin embargo, en Translatorus ofrecemos un precio fijo de 30 euros por página.
A traductor jurado es un traductor autorizado por un Tribunal de Apelación. Se le considera perito judicial y funcionario ministerial, y asiste a la judicatura y a los departamentos gubernamentales en su trabajo. El traductor jurado se encarga de traducir documentos oficiales de una lengua de origen a la lengua de la que es experto. Una vez terminada la traducción, el sello y la firma del traductor, junto con la mención "se ajusta al original", certifican que el documento ha sido efectivamente traducido por su pericia. La traducción se considerará entonces exacta y admisible por los tribunales o las autoridades públicas porque ha sido traducida y certificada por un experto jurídico.
No hay ninguna diferencia real, excepto en la forma en que se utilizan los dos términos. Es el traductor el que jura y la traducción la que se certifica. En otras palabras, es incorrecto decir "traducción jurada", sino "traducción certificada" por un "traductor jurado".
El documento original no es obligatorio, pero sí recomendable. La mayoría de los traductores jurados sólo reciben copias digitales de los documentos que traducen; el original rara vez se utiliza. Por tanto, es perfectamente posible enviar un documento escaneado al traductor jurado, que traducirá el documento, imprimirá la traducción y la copia digital, sellará ambas y mencionará "conforme con la copia digital". Sólo le queda presentar ambos documentos a las autoridades, junto con el documento original, para que las autoridades puedan comprobar que el documento digital sellado es idéntico al original.
No, no es obligatorio recurrir a un traductor jurado por un Tribunal de Apelación de su región. Todos los traductores jurados están reconocidos como juristas. Por tanto, puede recurrir a un traductor jurado de otra región. La traducción será perfectamente aceptable. En este caso, deberá enviar una copia digital al traductor, que podrá enviarle la traducción por correo electrónico y una copia con su firma y sello original por correo postal.
Es obligatorio recurrir a un traductor jurado para un determinado número de documentos, como los procedimientos judiciales, las actas notariales, las actas de alguacil, las actas administrativas y cualquier otro documento cuyo original no sea la lengua oficial de la institución a la que se presenta el documento. Si el documento se presenta ante la prefectura, el ayuntamiento o una institución jurídica como los tribunales, debe ser traducido y certificado por un traductor autorizado, conocido como "traductor jurado". No obstante, lo mejor es preguntar a la autoridad competente si exige una traducción jurada del documento.
Un traductor jurado es un traductor autorizado por un Tribunal de Apelación. Si desea comprobar que un traductor es jurado, puede preguntarle qué Tribunal de Apelación lo ha autorizado. A continuación, sólo tiene que consultar la lista de peritos judiciales del Tribunal de Apelación en cuestión y comprobar que el nombre del traductor figura en el apartado de traducción.
La legalización de un documento es el acto por el cual un documento conserva su valor jurídico en el extranjero. Es, por tanto, un trámite esencial, sin el cual un documento no puede considerarse legal en un país extranjero. Dicho esto, algunos países han llegado a acuerdos y no exigen la legalización. Por ello, antes de encargar un trabajo a un traductor jurado, debe consultar a las autoridades competentes.
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